Siempre había dicho: "Me gustaría ir a París, aunque fuera ir a tomar un café y volver"; pues bien, un día lo hice con unas amigas de la universidad y hoy creo que es buen día para recordar la aventura. En realidad, no fue solo un café, estuve todo el día y tuve tiempo de visitar los puntos clave de la ciudad. El secreto está en coger el avión de ida muy pronto por la mañana y el de vuelta muy tarde por la noche. El resto es cuestión de organización y de no perder el tiempo.
Lo primero que hicimos cuando bajamos del autobús que nos trasladó del aeropuerto a la ciudad fue entrar en el metro más cercano y dirigirnos al Museo del Louvre. Evidentemente no entramos, porque solo para ver el museo necesitaríamos un día o dos, pero sí que dimos una vuelta por fuera y vimos la famosa pirámide de cristal.
Cuando terminamos el tour por los alrededores del museo y armadas con un mapa de la ciudad empezamos a caminar en dirección al Centro Pompidour, eso sí, antes nos paramos en un puesto ambulante a comer un gofre para coger fuerzas. De camino al Centro Pompidour pasamos cerca los Champs Elysees, vimos el arco de triunfo de lejos, paseamos al lado del Sena y pudimos entrar en la catedral de Nôtre Dame.
Entre una cosa y la otra se nos hizo la hora de comer y decidimos calmar la sed y el hambre en el Barrio Latino. Debo decir que las pocas calles que vi me encantaron y, cuando vuelva a París, seguro que volveré al barrio para terminar de recorrer sus calles. En general son calles no muy anchas y todas las tiendas y restaurantes que ocupan las plantas bajas tienen un encanto especial, difícil de describir.
Después de una buena comida volvimos a poner en marcha la ruta, esta vez con un único destino: la torre Eiffel. No podíamos pasar por París sin visitar el emblema de la ciudad, así que invertimos toda la tarde en subir a la torre, gozar de las vistas y dar un paseo por el Trocadero, los jardines que la torre tiene al lado.
En conjunto fue un día muy intenso, lleno de aventuras que siempre recordaré. Eso sí, todavía tengo pendiente otra visita a la ciudad, esta con más calma, para poder terminar de ver todo lo que nos dejamos y también para poder disfrutar de una noche parisina.
Texto y fotografía: Vanesa Hereu
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