Hace unos días, repasando las novedades editoriales, me llevé una grata sorpresa al descubrir que había salido a la venta un libro de Luis Piedrahita basado en su sección en el programa de Antena 3 El Hormiguero 2.0. Los que seguís el programa o conocéis la sección, sabréis que el título que lleva el libro, El castellano es un idioma loable, lo hable quien lo hable, es la frase con la que este humorista termina siempre su sección La letra pequeña, de la cual me declaro fan total.
¿Qué hemos de esperar de este libro? El castellano es un idioma loable, lo hable quien lo hable no es un libro de consulta, no es una novela, ni tampoco es una guía de nada... Nos encontramos delante de un libro humorístico que tiene como objetivo principal hacer pasar un buen rato al lector, lo mismo pasa con la sección televisiva. Y es que “la letra pequeña” es un espacio en el que toma el protagonismo total y absoluto la letra pequeña de cualquier prospecto, producto o instrucciones, aquella que pocas veces leemos y que, sin embargo, está llena de detalles, de pequeñas joyas de la literatura, podríamos decir, del día a día. Aquella literatura que no escriben los escritores ni los personajes mediáticos, sino personas totalmente anónimas que a veces se atreven a utilizar el corrector automático y convierten un texto totalmente utilitario en un texto que no tiene ni pies ni cabeza.
Desde bombones hechos con tuercas hasta colgadores que tratan de imbécil al usuario; este libro contiene varios ejemplos de los errores de traducción, expresión o distracciones que nos acompañan en nuestra vida diaria y de los que no tendríamos conocimiento si no fuera porque un día, un hombre como Luis Piedrahita empezó a hablar de ellos. Creo que gracias a él muchos hemos adquirido la costumbre de leer todos los papeles, listas de ingredientes, instrucciones o cualquier documento que contenga letra pequeña. Lo mejor de todo es que no lo hacemos para saber cómo funciona o qué elementos contiene, sino que lo hacemos con la intención de encontrar algún error, algún detalle que nos haga reír un rato.
Así pues, si no sabéis qué regalar por navidad, no descartéis esta propuesta. Sobretodo si el destinatario es alguien que sabe apreciar las situaciones divertidas de la vida diaria y no le dice que no a una tarde de risas.
Texto: Vanesa Hereu
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